domingo, 26 de febrero de 2012

Acerca de mi (parte 1)

Tengo una imperiosa necesidad de escribir algunas cosas que tienen que ver conmigo, pero nunca tengo tiempo, aunque las mujeres tenemos varios hemisferios cerebrales y podemos hacer varias cosas a la vez.
He tenido la sensación de que no estoy en el lugar adecuado, llamemoslo "crisis", para ser más prácticos.
Nunca me gustó ir para atrás en la historia de mi vida, pero hoy no tengo más remedio que hacerlo para darme cuenta de por qué estoy donde estoy y cómo llegué hasta acá.
Tengo el deseo incontrolable de la aventura y el cambio y eso de "hechar raíces" me parece de lo más aburrido.
A lo largo de mi vida siempre estuve en movimiento, quería cambiar los muebles de lugar, la escuela a la que iba, el peinado y el país donde habitaba. Cuando era chica intercalaba los días entre casa y la quinta para sentir que al menos no vivia en el mismo lugar, otros muebles, otros olores...eso ya era una aventura y el agregado de vivir en soledad sin sentir que arraigarme al mismo suelo de siempre me iba matando de a poco.
La sensación se repetía, empezaba aburriendome, después me agarraban ataques de ansiedad, me inquietaba durante horas y días, hasta que al final me agarraba una tristeza insoportable con una mezcla de desconcierto. Hoy entiendo que quería ir hacia algun lado pero no sabía donde.
Mis sueños eran siempre los mismos, agarrar la mochilita y recorrer el mundo.
Mi hermana mayor era muy distinta a mi, le encantaba permanecer en los mismos lugares, haciendo las mismas cosas, comiendo la mismas comidas y rodeada de las mismas personas. Nunca entendí qué la motorizaba a ella en la vida. Cómo podía no morir de aburrimiento durmiendo en una cama que durante décadas miró al Sur.
Pasó el tiempo, cumpliendo años que casi nunca festejaba, me agobiaba el miedo escénico (todavía me pasa).
En casa el matriarcado era visible, todas eramos mujeres y unos pocos hombres manipulados por ellas que intentaban imponerse de una manera casi ridícula porque siempre ganaba "la mayoría". Mi mamá, mi tía y mi abuela pasaban del amor al odio en cuestión de minutos y hablaban en italiano para que no entendieramos sus profundas charlas y/o discuciones. No conocían el dicho "un gesto vale más que mil palabras".
Ahí empecé a entrenar mi oído con el idioma mas bello que conozco; dulce, apasionado, enfático y muy poco melancólico.
Y ahí estaba yo, callada, solitaria, con un mal modo notable y un pésimo humor. Rehacia a las demostraciones excesivas de cariño. Creo que en fondo pensaba que todo tendría un costo que no estaba dispuesta a pagar.
En medio de idas y venidas entre trabajo y estudio me hice los papeles de la ciudadania y estaba lista para cargarme la mochila al hombro y partir. Pero no lo hice.
A veces en la vida te sentís arrastrado por la vida misma y te dejás fluir. Eso fue lo que hice.
Como no podía ser de otra manera en ese fluír me convertí en una inestable en cuanto a emociones y a pensamientos, quedé a la deriva misma y como no sabía qué tenia que hacer con mi vida, no hice NADA.